domingo, 31 de mayo de 2009

Bicentenario de la muerte de Franz Joseph Haydn (1732-1809)


Me sumo junto a la querida Reina de la Noche a recordar el bicentenario de la muerte de ese gran compositor, por un tiempo poco apreciado y tan grande como Mozart: Joseph Haydn. Sus sonatas para piano y sus trios para piano y cuerdas son verdaderamente unas joyas del repertorio clásico mundial.



Alfred Brendel interpreta la Sonata para piano en E-flat Hob XV/149 - 1er. movimiento Joseph Haydn.



Alfred Brendel interpreta la Sonata para piano en E-flat Hob XV/149 - 2do. movimiento de Joseph Haydn.

Alfred Brendel interpreta la Sonata para piano en E-flat Hob XV/149 - 3er. movimiento de Joseph Haydn.

viernes, 29 de mayo de 2009

Hoy se estrena "La Mala".

Afiche de La Mala.

Hoy el circuito de cines españoles estrena oficialmente La Mala, tras haber pasado por varios festivales como la Semana Internacional de Valladolid, la Mostra de Valencia, el Festival Internacional de San Sebastian, el Festival Internacional de Cine de Ibiza y el "pase especial" durante la última edición del Festival de Cannes.
La película, es una coproducción hispano-puertorriqueña dirigida por Pedro Pérez Rosado y Lilian Rosado y protagonizada por Lena Burke, Jorge Perugorria, Maria Isabel Díaz, Sully Díaz y Vladimir Cruz. El rodaje de esta producción se ha realizado en los Estudios de Ciudad de la Luz (Alicante), en localizaciones de exteriores de Alicante y en Puerto Rico. La producción es de Malvarrosa Media (España), PRP Producciones (España), Untitled Films Inc. (Puerto Rico) y cuenta además con el apoyo de TVE, RTVV, ICAA, IVAC, Fondo Ibermedia, Corporación de Cine de Puerto Rico y con el patrocinio de Ciudad de la Luz.

Lena Burke.

La Mala nos cuenta la historia de Yolanda (Lena Burke) y cómo la crían celosamente su madre (Sully Díaz) y su tía Candela (María Isabel Díaz). Pero es Candela quien le enseña a atreverse a ser grande. La fascinación de Candela con La Lupe inspira a Yolanda a forjarse su propia personalidad, a soñar en grande. Yolanda se lanza en contra de su padre y vence todos los obstáculos, con su tía-cómplice Candela que la ayuda hasta el final. La Mala es la historia de Yolanda y de su lucha por ser ella misma, por no conformarse con una vida donde se comprometen los sueños.
En el casting destaca Lena Burke, pianista, compositora, intérprete y actriz; hija de la afamada cantante cubana Malena Burke y nieta de "La Señora Sentimiento". Para la banda sonora de la película Lena Burke ha grabado ocho versiones originales de canciones de La Lupe, entre ellas Qué te perdí y La tirana. Además, ha compuesto los temas Qué puedo hacer y Cosas de la vida, especialmente para la película.

Elenco: Lena Burke, Jorge Perugorría, Maria Isabel Díaz, Sully Díaz, Vladimir Cruz, Nelly Jo Carmona, Pedro Telemaco, Jorge Armando Rivera, Eduardo Trucco, Dolores Pedro, Edna De Jesus, Jorge Arce, Heriberto Rosas, Carlos Miranda, Luis Enrique Romero, Yesmin Luzzed, Rosa Escobar y Amanda Pagan.



Trailer de la coproducción hispano-puertorriqueña La Mala.

jueves, 21 de mayo de 2009

La voz del poeta (III)

Para Gastón, in memoriam.
Para Norge, en su cumpleaños.



Gastón Baquero en la Casa de la Cultura de Soria, durante su conferencia conmemorativa sobre Rubén Darío: Lo permanente y lo efímero en la obra de Rubén Darío, el 24 de febrero de 1967.


Norge Espinosa Mendoza. Foto de Babak Salari.
Norge Espinosa lee su poema Conversación con Gastón Baquero. Grabado en La Habana, noviembre de 1994.



Conversación con Gastón Baquero.

Yo también, alguna vez, escribí largos poemas.
Poemas infinitos, allá en mi vaga juventud.
Palabras de un sonido cobrizo, irrebatible;
líneas de inponderables serenidades y tristezas.
Versos de una hora semejante a la tarde
y al oro siempre exacto del dolor; versos humanísimos.
Allá en mi juventud, en las praderas imposibles
donde perdí toda heredad bajo el candor de la llovizna.

Poemas que recuerdo, oh sí, tan claramente
como el rostro más amado –que nunca pude acariciar.
Versos ante las ruinas de la capital más triste,
proverbios numerosos repartidos con fervor
en páginas absurdas, azules, asombradas,
que el viento respetó mientras pude sonreírme.
Poemas que firmaba con la voluntad del náufrago
que acaba de morir, que va muriendo en toda isla.

Eran poemas deslumbrantes, aquéllos que escribía
Cuando la vida se explicaba ante mí como un arpegio
de vocación celeste, de indefinibles pájaros
salidos del albor de cada nacimiento.
Yo era joven; no sabía
cuánto valían los poemas, los poemas prodigiosos
que mi mano infantil, sencillamente, despertaba.
Los sitios, las fragancias que debí haber conservado
quedaron siempre allí, en las palabras tan temibles
que ahora no puedo repetir, que jamás regresarían
a mí, que apenas tengo el recuerdo de ese tiempo
en que también dije vivir, y dicté aquellos poemas
tan duramente espléndidos, tan limpiamente hermosos
cuyos nombres hoy pregunto para terminar llorando.

Ah, esos versos infinitos de gravedad tan amplia
que dolía compartir, versos de una sola pieza
y endebles y maltrechos; hijos seguros de mí mismo,
testigos de mi estancia en el más rotundo imperio;
aquella juventud, aquel rubor alto y perdido.
Cómo eran, que fulgían
y solían revelarme el placer ante los cuerpos
que de algún modo poseí, porque así los evocaba;
porque así lo perpetuaba todo, quedamente,
como el niño o el orfebre que de pronto se han mirado.
Cuánto quisiera recobrar el peso antiguo de esas frases
que hace ya tanto tiempo destejí para quién, para qué oído.

Pero ahora soy un hombre que apenas sabe de su hora;
una nube, un velamen azotado por lo incierto,
un anciano sorprendido en las estampas de la noche,
una melancolía sin certeza ya ni rostro
tal un nombre de mujer que se niega a ser cantado.
Ah, aquellos poemas míos, si tan sólo ahora pudiera
tenerlos aquí en mi pecho, cuando el frio en mi voz arrecia
y es la noche larga y tanta, y pasa un pez desorbitado.

Ayúdeme, por Dios, que es la noche larga y tanta
y no se oye la canción, la canción que desbordabamos
del otro lado del mar, del otro lado, para siempre.
Ayúdeme usted; abra de pronto esa ventana
de eterno girasol sobre la cual gobierna.
En otro tiempo yo escribia poemas milagrosos...
Ahora mis manos tiemblan; no hay rosas ya, ni libros.
Nada hay ya sino un pañuelo que se agita pobremente.

En otro tiempo yo escribía poemas fabulosos...
Ayúdeme, por Dios, usted, íntimo del cielo,
ahora que soy un hombre que se despide y se lamenta,
un amargo peregrino que recordar no sabe;
ahora que soy de nuevo aquél que nada tiene en su memoria
salvo los días eternos en que me daba a escribir
poemas extrañísimos, que ya nadie recuerda.
Poemas casi invisibles,

allá en mi juventud.
Norge Espinosa Mendoza, La Habana, 1994.



miércoles, 20 de mayo de 2009

¡Nos cayó un 20 de mayo...!

El 20 de mayo fue, a partir de 1902 y por muchos años, fecha de fiestas por cada aniversario de la instauración de la República cubana, pero también motivos de disturbios y alteraciones del orden público. En 1902, durante la celebración del paso a una nueva forma de gobierno, muchos resultaron heridos a causa de los petardos y artefactos caseros que, si por una parte manifestaban la alegría popular, por otra, agredían físicamente a quienes estuvieran cerca del lugar donde explotaban. Sin embargo, el acontecimiento que parece haber definitivamente marcado la persistencia en el habla popular cubana de la expresión: "nos cayó un 20 de mayo", parece referirse más bien a la "guerrita de 1912", "guerrita de raza" o "guerra de mayo", como se le han llamado también. Ese año de 1912, el ejército cubano masacró a miles de negros (se dice más de seis mil), muchos de los cuales pertenecían al primer partido politico negro del hemisferio, fuera del de Haití: el Partido de los Independientes de Color (PIC). Este partido agrupaba en su inmensa mayoría a los negros veteranos del ejército mambí que revindicaban la legitimidad del negro dentro de la política cubana, la misma revindicación que le costó la vida al general Quintín Bandera en 1906.


Partido Independiente de Color, fundado en La Habana, el 7 de agosto de 1908, por Evaristo Estenoz, Pedro Ivonet y el periodista Gregorio Surín.


Organizada por los líderes del Partido de los Independientes de Color, la insurrección armada de mayo fue dirigida por los líderes negros Evaristo Estenoz y Pedro Ivonnet. Fue tal su repercusión en la provincia de Oriente que los periódicos de la época no vacilaron en compararla con la revuelta de negros esclavos de Haití en 1791.


Evaristo Estenoz


El 19 de mayo, llegaron los líderes del movimiento a Santiago de Cuba para desde allí lanzar la insurrección, en conmemoración del décimo aniversario del advenimiento de la República. También el Secretario de Instrucción Pública, Mario García-Kholy, en representación del Presidente José Miguel Gómez, se trasladó a Santiago. Un manifiesto proclamado por este último pedía a todos los ciudadanos de la República que se armaran para defenderse de las hordas vandálicas que asolaban y destruían cuanto a su paso encontraban; y el alcalde de Santiago, suspendió las festividades del 20 de mayo de ese año, así como el homenaje previsto a Fernández Guevara.

Pedro Ivonnet


Un año después, el 20 de mayo de 1913, Mario García Menocal tomó posesión del cargo de Presidente de la República cubana. Su reelección en 1917, así como la toma de poder de Alfredo Zayas en 1921, tuvieron lugar también en la misma fecha. Los candidatos opositores y sus electores no dudaban en exclamar que, con cada nuevo Presidente electo, lo que les caía no era otra cosa que un 20 de mayo más.

Autopsia de Evaristo Estenoz, asesinado con un tiro en la nuca. Aquí está rodeado por el forense y miembros del ejército cubano (sus asesinos).


lunes, 11 de mayo de 2009

DER KUBANISCHE LISZT: HOMENAJE A UN VIRTUOSO CUBANO.


"Aristócrata del teclado", "gran señor", "pianista de maneras joviales de gran propietario o señor feudal", son unas de las tantas descripciones que le proporcionaron su elegancia y prestancia a la hora de tocar el piano. En concierto, daba la impresión de tocar con calma, reflexionado y con una autoridad soberana. Jorge Bolet no era de esos pianistas que al interpretar, buscan a todo precio demostrar la escritura musical, desvelar sus secretos a pleno día o remontar a la superficie todas las voces de las capas profundas del gran tejido musical. Bolet estaba más apegado a la redondez del timbre y a la facultad de modulación del sonido, a la vez que buscaba con frecuencia, poner en evidencia las estructuras de la composición musical y elaborar vastas curvas con el fin de desarrollar un conjunto coherente.
Nacido en La Habana el 15 de noviembre de 1914 y fallecido en Mountain View, California el 16 de octubre de 1990, Jorge Bolet supo bridar un arte de gran virtuoso, arte que como él mismo decía, no era forzosamente siempre mantenido en el respeto incondicional de las notas musicales, pero que debía más bien tocar el corazón y el alma del artista y su público. Actitud tal vez forjada por una larga y brillante carrera que tuvo sus comienzos con las lecciones de piano que le proporcionaba su hermana mayor a la edad de siete años. Sus primeros pasos en la escena los realizó con el Concierto en ré menor de Mozart, acompañado por la Orquesta Sinfónica de La Habana a la edad de doce años.
Entre 1927 y 1934 realiza estudios con David Saperton en el Curtis Institute de Filadelfia y al final de sus estudios parte hacia Europa para ofrecer recitales en La Haya, Viena, Londres, Madrid, Berlín y París. A su regreso de esta gira en 1936, se convierte en el asistente del gran pianista y pedagogo Rudolf Serkin en el mismo Curtis Institute.


Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Bolet regresa a Cuba donde, en 1942, es llamado a ocupar el puesto de agregado cultural de la embajada cubana en Washington en la que permanecerá hasta el fin de la guerra. Un año más tarde se alista en el ejército norteamericano y es enviado a Japón como director musical del Estado Mayor norteamericano en esa ciudad. Allí dirije la primera audición japonesa del "Mikado" de Gilbert & Sullivan. En lo adelante, el pianista cubano-americano retoma sus actividades como solista en conciertos y grabaciones, principalmente dentro del repertorio romántico.
En 1960, graba la banda sonora de la película Song without end, The story of Franz Liszt, dirigida en un principio por Charles Vidor y terminada por Georges Cukor como consecuencia del fallecimiento durante el rodaje en Viena, de su primer director. El rol principal estuvo en las manos de Dirk Bogart. El filme retraza la vida amorosa del compositor austro-húngaro con Caroline SaynWittengenstein y Marie d'Agout. Paradógicamente, la crítica musical de este filme, juzgó la interpretación de Bolet "demasiado virtuosa".


De Bolet se solía decir que interpretaba Liszt "con los dedos de un Horowitz y la sonoridad de un Lhévinne"; y sus interpretaciones de las grandiosas transcripciones de Liszt fueron muy célebres.
Jorge Bolet estuvo fuertemente ligado a la gran tradición del piano romántico del cual él se decía legatario. Cierta vez, un periodista le interrogaba sobre sus modelos pianísticos a lo que éste citó en primera instancia a Josef Hofmann y Sergei Rachmaninoff: "En realidad -decía Bolet- los he amado y admirado a todos, pero en materia de interpretación, yo sólo he querido acercarme más a Rachmaninoff." Esta pasión por el pianista y compositor ruso lo llevó a grabar en 1984, una serie de programas televisivos, especie de masterclass, en que Bolet interpretaba el célebre Concierto para piano y orquesta n° 3 en ré menor Op. 30 de Rachmaninoff.

Este virtuoso cubano se hizo imponer en toda Europa y en el mundo entero por sus magistrales interpretaciones de Liszt llegando a ser considerado como un "Lisztiano por excelencia o un Lisztiano predestinado". En concierto, sus interpretaciones eran dominadas por una atmósfera que no encontramos en los discos; al mismo tiempo que sus grabaciones reflejan un toque mucho más disciplinado, más controlado que en sus conciertos, donde, al decir de él mismo, se sentía más libre y buscaba una mayor espontaneidad en el modelado musical. No veía Bolet por lo demas, ninguna incompatibilidad entre el rigor de la disciplina y un toque relajado. Pero algunos le reprocharon a veces el dejarse embriagar por la velocidad, al punto de no hacer justicia a la idea poética de Liszt, de perderla de vista y de sumirse en un virtuosismo concebido como un fin en sí mismo.

Joseph Manhart escribió así del virtuoso cubano:
"Jorge Bolet desde 1935 había hecho sus comienzos europeos en Amsterdam y se hizo conocer en Berlín en los años 1950 por sus notables interpretaciones de Debussy. Pero hubo de esperar los años 1980 para que su carrera se apartara de los caminos relativamente confidenciales que seguía aún y que le permitiera acceder a las grande avenidas de la gloria. Lo pudimos escuchar varias veces en Francia y Alemania, pero no es hasta 1988 en que haría sus comienzos en Suiza, en la Tonhalle de Zurich. Hacia finales de los años 1980, en el momento en que Bolet se producía cada vez con más frecuencia en las grandes salas de concierto de Europa, pudimos notar una evolución en su interpretación: eso que llamamos corrientemente el estilo depurado de la edad, comenzó en efecto a hacerse sentir. Teníamos la impresión de poder leer entre las notas de su toque una mayor impasibilidad, una melancolía, quizas cierta resignación. Pero lo más flagrante era que el sorprendente virtuosismo de Jorge Bolet aún estaba presente, pese a que algunos falsos pasos no tenían nada de un fin en sí mismo. Todo eso en adelante le servía de substrato a la representación de ideas poéticas expresadas en cada composición.

Jorge Bolet interpreta la Rapsodia Húngara n° 12 in C sharp minor de Franz Liszt.


Jorge Bolet, Estudio de ejecución trascendental n° 1 de Franz Liszt y entrevista al pianista en 1983 por Robin Ray.

sábado, 2 de mayo de 2009

Para la amiga Zoé en su cumpleaños:

Retrato de Zoé Valdés, © Fotografía: Javier de Castromori.


LAS CAMPANAS

Viejo hombre de manos desnudas
restablecido entre los hombres ¡Crusoe!
llorabas, imagino, cuando las torres de la Abadía, vertían como flujo sobre la ciudad, un sollozo de campanas...
¡Oh despojado!
Llorarías de soñar con las rompientes bajo la luna; con los silbidos de las más lejanas orillas; con extrañas músicas que nacen y se atronan bajo el ala cerrada de la noche,
semejantes a las espirales como ondas de cobos amplificadas bajo el mar.


EL MURO

El trozo de muro está enfrente para conjurar el círculo de tu sueño.
Pero la imagen lanza su grito.
La cabeza oprime la oreja contra la gruesa butaca; pruebas tus dientes con la lengua: el gusto de salsas y grasas infecta tus encías.
Y sueñas con nubes puras sobre tu isla, cuando el alba glauca se elucida en un pecho de aguas misteriosas.
... Es el sudor de savias en exilio, amarga secreción de plantas silicuas, áspera insinuación de mangles carnosos, y la ácida dicha de una sustancia negra de vainas.
Es la fiera miel de hormigas en las galerías del árbol muerto.
Es el gusto de fruta verde en que se agria el alba que bebes; aire lechoso enriquecido por la sal de los alisios...
¡Júbilo! ¡Oh gozo desliado en las alturas del cielo! Los puros lienzos resplandecen; los invisibles atrios atestados de pastos y las verdes delicias del suelo se peinan al siglo de un largo día...


EL LIBRO

Y qué gemido entonces en el umbral del hogar, una noche lluviosa en camino a la ciudad, removía en tu corazón el oscuro nacimiento del lenguaje:
"... De un exilio luminoso - y ya más lejano que la tormenta que se desata - ¡Oh señor mío! ¿Cómo guardar las voces que me habías enviado?"
"... ¿No me dejarás con esta confusión nocturna - después que me haya alimentado un largo día de la sal de vuestra soledad,
testigo de vuestros silencios, de vuestra sombra y de vuestros grandes gritos?"
- Así te lamentabas, en la confusión de la noche.
Pero bajo la oscura ventana, ante el lienzo de la pared de enfrente, cuando no habías podido resucitar el deslumbramiento perdido,
entonces, abriéndo el libro,
paseabas entre las profecías el dedo gastado, la mirada fija al infinito; esperabas el instante de partir, levantar el viento que te arrancaría de golpe como un tifón, dividiendo las nubes ante la vigilia de tus ojos.

Saint-John Perse
Imágenes de Crusoe, 1904.

Traducción del francés: Javier de Castromori, 1994.


De regreso una grata sorpresa


Queridos amigos, ya estoy de regreso. Durante mi larga ausencia tuve la agradable noticia de que Chez Isabella me entregara, junto a otros blogs, el Premio Palabras como Rosas. Desde aquí mi agradecimiento infinito.