martes, 14 de junio de 2011

Catalina Lasa: un misterio más… (a propósito del saqueo de su tumba). por Norge Espinosa.

Catalina Lasa del Río (1874 - 1930). © Colección Javier de Castromori. (Prohibida su reproducción sin autorización). 

Hace cierto tiempo vengo prometiendo la publicación del resultado de largos años de investigación sobre un personaje que han convertido con los años en una especie de leyenda urbana: Catalina Lasa.
Casi decidido a comenzar su escritura, acompañada de documentos originales y de un material gráfico importante, he aquí un viejo amigo de La Habana quien me comunica un testimonio alarmante sobre la destrucción del famoso mausoleo de la necrópolis de Cristobal Colón, acompañado de unas imágenes escalofriantes.
Tomaré entonces, como punto de partida para abordar la historia de esta mujer, este comunicado que me obliga a lanzar abiertamente una denuncia contra aquellos que saquean y dejan saquear, lo poco que queda del patrimonio nacional.
Agrego al texto y las fotografías de Norge Espinosa, algunas de las fotos que pertenecen a mi colección particular y que aún no había decidido hacer públicas.

Javier de Castromori.

Protagonista de una intensa historia de amor, ni en su tumba la bella matancera parece haber encontrado sosiego.

Durante décadas La Habana ha mantenido el misterio alrededor de Catalina Lasa, aquella hermosa mujer que enfrentó tabúes y prejuicios en su día con tal de vivir lo que hoy se recuerda como un gran amor.
Su romance con Juan Pedro Baró, como bien se sabe, la llevó a enfrentarse a la familia de Luis Estévez y Marta Abreu, ya que había contraído matrimonio con el hijo de estos ilustres cubanos, Pedro Luis Estévez, en 1898. Casado Juan Pedro, por su lado, con Rosa Varona, el
descubrimiento del idilio devino escándalo, que solo vino a resolverse con la aprobación del divorcio en Cuba, ley que finalmente les permitió romper sus matrimonios previos y enlazarse como pareja a la vista de todos, tras varios años residiendo fuera del país, en 1917.
La hermosa casa de Paseo entre 17 y 19, inaugurada en 1926, es el testimonio del amor que Baró sintió por esa matancera, cuyo nombre identificaba también a una variedad de rosas amarillas creadas para honrar a la que fue una de las mujeres más bellas de la capital cubana. Catalina, sin embargo, no llegó a disfrutar tanto como se esperaba de dicha mansión, levantada a partir de los planos de los célebres arquitectos Govantes y Cabarrocas. Falleció a cuatro años de haberse instalado en ella, y en su honor Juan Pedro Baró levantó un mausoleo en la Necrópolis de Colón que impresiona por sus líneas art-decó, su monumentalidad y sencillez, y que aún hoy deslumbra al visitante de ese cementerio.
Detalle de la mampara realizada por René Lalique de septiembre a octubre de 1931 "para una capilla funeraria de La Habana" y presentada en París en el XXI Salón de Artistas Decoradores. © Fotografía: Javier de Castromori, La Habana, 1992. (Prohibida su reproducción sin autorización).
Con frecuencia he pasado frente a ese mausoleo. Mi amigo Javier de Castromori, hoy residente en España y animador del blog Memorandum vitae, me habló por vez primera de Catalina Lasa a inicios de los 90, y me mostró en la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional sus retratos en la prensa de la época en que era una celebridad habanera, así como las fotos que él había podido hacer del interior de la majestuosa tumba, al romperse uno de los cristales Lalique que filtran la luz en dicho monumento, y haber sido sustituido por una placa de vidrio transparente. Aquellas imágenes me permitieron admirar las mamparas de cristal Lalique, allí colocadas, entre la recia puerta y las lápidas de los amantes, unidos en el mismo sitio también en la muerte, como si los protegieran de futuros acosos a la paz que tal vez hallarían en el otro mundo. Una cruz, también Lalique, coronaba el conjunto, como extensión de la casa en la que poco vivieron, ornamentada por el mismo cristalero francés.
Con mi cámara en mano, decidí atravesar hace poco el cementerio y fotografiar algunos de sus monumentos. Pensaba en hacer fotos al mauselo de Catalina Lasa, y enviárselas a Javier, para que supiera del estado actual de un monumento que tanto admiraba. Hace no más de dos años, el cristal transparente aún estaba en su sitio, y quien supiera el detalle, podía asomarse y contemplar aquellas mamparas, con relieves alusivos a las rosas Catalina Lasa. No creo poder describir con palabras exactas lo que sentí al hallar que dicho cristal, y el que le sucedía en altura, han desaparecido. Un tapón de cemento los sustituye, y a través de otros cristales rotos, pude hacer la foto que acompaña esta nota, la cual demuestra que ya esas mamparas no existen, que alguien osó romper ese presunto descanso eterno, y las retiró de ese lugar. Quedan apenas las estructuras de las que fueran unas hermosas piezas funerarias, y el misterio de cómo se esfumaron, y hacia qué manos, esos fragmentos del misterio, uno más, que parece 
rodear a Catalina Lasa.
Estado actual de la mampara realizada por Lalique. Se puede observar que sólo quedan las estructuras metálicas, vaciadas de sus  vidrios Lalique. También faltan varios cristales en los encuadres de la puerta de entrada. © Fotografía: Norge Espinosa, La Habana, 2011. (Prohibida su reproducción sin autorización).
Ella, que ha sabido seducir a Rosa Ileana Boudet, Mario Coyula y otros escritores e intelectuales, inspirándoles obras que su espíritu protagoniza, tal vez pueda revelar a alguno de ellos la clave de este nuevo enigma, que por ahora parce privar a la Necrópolis de Colón de parte del esplendor de una de sus más alabadas joyas.

Norge Espinosa, La Habana, 11 de junio de 2011.
(Poeta, escritor y dramaturgo cubano)

domingo, 5 de junio de 2011

Respondiendo a la señora Alina Sánchez. (que sirva también para los corifeos trasnochados que me atacan y se cuestionan sobre mi persona)

Nota de última hora: el link que aparece un poco más abajo "Nota" sobre la aclaración de Alina Sánchez en DDC, ha sido deslíado por los super webmasters que emplea DDC. Es decir, los lectores no pueden tener acceso a esa nota directamente, tienen que pasar por la página de inicio de DDC. Ya ven, es David contra Goliat.


Señora Alina Sánchez,


Me aparto por unos momentos de mi merecido fin de semana para responder a su “Nota” publicada en DDC acerca de un suceso que normalmente debía haberse zanjado entre usted, yo y la redacción de Diario de Cuba y que lamentablemente ha sido amplificada por la horda de corifeos trasnochados que pululan en la “red cubana”.
Vayamos por partes. No como lo hubiera dicho el famoso Destripador londinense,  sino haciendo un claro y constructivo análisis de los hechos.
Primeramente quisiera saludar su maravillosa defensa, pues como bien usted dice,  está acostumbrada a los aplausos y a las luces. Yo, no. Y en eso me lleva una gran ventaja. La prueba está ahí: su popularidad le lleva también a la adulación por parte de esa “horda de corifeos trasnochados” a la cual hacía referencia más arriba; horda que no deja de lanzar insultos a diestra y siniestra en las páginas de un Portal que se dice reservar el derecho de retirar todos aquellos comentarios y aportaciones que vulneren el respeto a la dignidad de la persona […]” que sean difamatorios, irrespetuosos, insultantes y obscenos, referentes a la vida privada de las personas.
Luego quisiera disculparme ante usted por ciertas frases desatinadas, escritas (y suprimidas ya) bajo el influjo sordo a mis reclamos hacia Diario de Cuba, del cual, luego de muchas insistencias y mensajes censurados me respondió lo siguiente:

“Estimado Sr. De Castromori: No ha sido intención de esta redacción demeritar el trabajo de su blog. El crédito de reproducción de imágenes será añadido a las imágenes utilizadas en el artículo. 
Un cordial saludo, Redacción DDC “

La querella, para llamarlo de alguna manera, tiene sus cimientos en varios mensajes recibidos por los lectores de mi blog, quienes habían reconocido las fotografías y ciertas semejanzas con el texto publicado por mí el 20 de enero de 2010 en Memorandum Vitae. A raíz de esto, consulté DDC (que no suelo visitar) y constaté, efectivamente, que las fotos utilizadas para ilustrar su escrito, provenían todas de mi blog. También noté, como bien escribí a la redacción de DDC y publiqué posteriormente en mi blog, que su texto “me recordaba extrañamente” al mío.
Un primer intento de contacto con usted y con la redacción de DDC a través de un comentario fue insuficiente, pues la redacción prefirió censurarlo. El mensaje decía:
“Por favor, cuando se toman imágenes de otros espacios es necesario poner la procedencia. Tengan la gentileza y la honestidad de señalarlo.” Sin embargo, DDC deja pasar  todos los mensajes difamatorios e insultantes contra mi persona. Decididamente hay mucho que cuestionarse sobre esa publicación de ideología dudosa y subvencionada por un gobierno cómplice de la dictadura castrista.
Si de algo pudiera verdaderamente pretender, es de mi honestidad y de mi colaboración con todo aquel que me lo pide. Los que me conocen, saben de lo que hablo. Y bastante discreto soy desde mi blog, mi única tribuna.
Cuando reclamo a DDC el crédito de la reproducción fotográfica es porque esas fotos fueron tomadas directamente de mi blog. Todas, excepto el grabado aparecido en la Ilustración Española y Americana, de 8 de mayo de 1879, son fotografías que forman parte de mi colección, impresas en gelatino-bromuro de plata, de pequeño formato, estilo tarjetas, como se acostumbraba hacer hasta casi los años 1930.
Mi reclamo, no es el de pretender una paternidad fotográfica, como algunos irónicamente han querido echarme a la cara, si no un justo crédito tanto a mi publicación como a mi colección. No es jurídico, si no moral. Es lo que normalmente deberíamos hacer cuando tomamos prestado algo. Ahí tiene mi blog, todas las imágenes que no detengo ya sean físicamente o por autoría están indicadas de manera que el lector conozca la fuente. Eso a mí me parece justo, aunque haya algunos que no lo entiendan así.
En cuanto a su texto “El negro del Stradivarius”, como bien dije ya, ciertas partes “me recordaron extrañamente” al mío, publicado hace más de dieciséis meses. En ningún momento me manifesté señalando ningún tipo de plagio; de eso se encargaron esos mismos famosos “corifeos” que ahora le están adulando en comentarios en DDC.
Usted me cita al periodista Juan José de Soiza Reilly, más conocido en la prensa porteña por el seudónimo de Agapito Candileja, como fuente de inspiración para mi escrito y el suyo. En realidad, para el mío no sólo utilicé las referencias de este último, si no también muchos otros. Trabajo hace mucho tiempo, todos los días, con los archivos de la prensa y no suelo guiar mis investigaciones de una manera lineal.
En efecto, Agapito Candilejas, publicó el 10 de junio de 1911 en la revista porteña Caras y Caretas, un escrito sobre la muerte de Brindis de Salas. Pero él no fue el único. Y es ahí donde, me pregunto: ¿en realidad usted consultó el escrito del señor Candilejas? Me perdona, pero no lo creo, y le explico por qué.
Ciertos detalles que usted cuenta en su escrito y que atribuye al periodista Soiza Reilly son inexactos:

Usted dice: “Registran sus bolsillos y encuentran recortes de críticas musicales de The Musical Times, de Londres, del Corriere Italiano de Florencia. Y programas doblados y borrosos donde aún puede leerse con claridad: "Intérprete: el violinista cubano Claudio Brindis de Salas. Barón, miembro de la Légion d’Honneur y músico de la corte alemana".

En realidad Soiza Reilly relata lo que le contaron los dueños de la fonda y posada "Ai re dei vini", del Paseo de Julio, 294 y lo transcribe así:

- Aquí, en este bolsillo, tiene algunos papeles. Hay un pasaje. El programa de un concierto en Ronda. Una tarjeta. Un pasaporte... ¿Qué dicen?
- Caballero de Brindis, barón de Salas. ¡Oh! ¡Es el célebre violinista Brindis de Salas!...”

Por otra parte, usted comienza su escrito relatando la historia de la venta-empeño del Stradivarius de Brindis en el Monte de Piedad, cuando en realidad sucedió en una tienda de cambalache de la calle Rivadavia n° 3289 de la capital porteña. El relato de este suceso, publicado también en Caras y Caretas, pero del 16 de septiembre de 1911, es decir varios meses después de la muerte del violinista cubano, no pertenece al periodista Soiza Reilly como usted deja entender. El relato del suceso, no firmado, lo transcribió otro periodista, basándose en lo que le contó el dueño del cambalache, Jorge A. Paulsen, sucedido en su negocio el 23 de mayo de 1911 (10 días antes de la muerte del violinista cubano).
En ningún momento del relato se dice que Brindis ejecutó “un fragmento del concierto para violín de Mendelsohn” antes de desprenderse definitivamente de su violín, como así lo escribe usted. El texto original dice:

“Pero el negro vio que yo desconfiaba, y me contuvo diciéndome : ‘Vea, señor: yo no soy lo que aparento. Ahora estoy pobre, pero he sido muy rico.’ En seguida se colocó el violín bajo la barba, empuñó el arco y tocó en mi presencia una hermosa barcarola.”

Quizás, me dirá usted, que es una libertad ficticia que se permitió, lo cual puede ser muy válido. Pero no, su escrito respira lo real, lo histórico. Además su principal referencia es Soiza Reilly, quien además, nunca firmó ese relato del violín.
Me parece que con tan sólo esos ejemplos inexactos no se pueda pretender tener como referencia a Soiza Reilly o alguno de sus contemporáneos. Esa es una vieja técnica para maquillar las verdaderas fuentes de inspiración.
Yo, por mi parte, sí puedo decir que no sólo Soiza Reilly y tantos otros me sirvieron para crear mi post, mi trabajo se basa en la investigación profunda. Detalles, puedo darle sin problema y sin ningún tipo de alarde. Cuando publiqué mi post sobre la muerte de Brindis de Salas, mi objetivo era ofrecer a los lectores un material gráfico, practicamente desconocido hasta ese momento.
No quiero con esto poner en tela de juicio ni su estilo ni su escrito ni sus conocimientos, no es mi propósito. Sólo recordarle que todos bebemos de otras fuentes, Soiza Reilly en su momento también lo hizo, pero no debemos olvidar la honestidad intelectual y el reconocimiento del trabajo de los otros, incluso de aquellos como yo, que no disponen de una tribuna como Diario de Cuba para publicar sus modestos trabajos.
Una última aclaración: yo no vivo fuera de mi país como usted. Yo fui un exiliado político que tuvo que dejar la isla a los 20 años de edad y hoy día soy un ciudadano francés.

Mis respetos,

Javier de Castromori

viernes, 3 de junio de 2011

Propiedad y honestidad intelectual. (actualización, 3 de junio de 2011, 18h30)

Varios amigos y lectores me han llamado la atención de que el portal Diario de Cuba había reproducido imágenes procedentes de mi blog sin haber citado y enlazado con la fuente original. No sólo la autora del texto en Diario de Cuba ha utilizado mis imágenes sin ninguna autorización ni crédito si no que una parte de su texto recuerda, extrañamente, a un post publicado por mí el miércoles 20 de enero de 2010, bajo el título "ICONOGRAFIA CUBANA XIX : “Sí, soy Brindis de Salas. Pero me muero..!”
Juzguen ustedes y comparen. Ya yo he tomado mi decisión.
Una rara y poco vista fotografía de Claudio José Brindis de Salas Garrido (1852-1911) en su lecho de muerte del depósito de cadáveres de la Asistencia Pública de Buenos Aires, el 1 de junio de 1911.
Nota : Desde entonces, Diario de Cuba ha intentado disculparse y poner la fuente de cada imagen. Yo por mi parte les he pedido la supresión total de mis imágenes de su portal. En lo que concierne a parte del texto de la señora Alina Sánchez, ya veremos qué se hace.


3 de junio de 2011, 18h30
Este ha sido el último mensaje enviado a la redacción de Diario de Cuba, la cual aún no ha respondido ni mucho menos ha movido ficha alguna, por lo que deduzco que en realidad sí continúa ignorando mis reclamos, haciendo, simple y llanamente, el caso del perro. 
Y ¿ dónde anda la señora Alina Sánchez que aún no se ha pronunciado en este asunto ? 


" Gracias por la respuesta. Naturalmente que no creo que la redacción de Diario de Cuba haya intentado demeritar mi trabajo; sí por lo contrario la señora Alina Sánchez quien se ha servido de mi texto y de mis fotos para construir su post sin señalar ninguna referencia. He recibido muchos mensajes de lectores y amigos señalándome lo de las fotos, pero también la extraña semejanza de una parte del texto de Alina Sanchez con el texto de mi post publicado el 20 de enero de 2010 en Memorandum Vitae.
Por otra parte, el protocolo exige que se cite la fuente y se introduzca un "link". Pero me parece demasiado tarde y la falta grave de esta señora, por lo que les pido de retirar todas las fotos tomadas de mi blog, al menos, para que no vuelva a reproducirse un hecho tan desagradable como este. Nunca me he opuesto a que se utilicen mis documentos, siempre y cuando se me pida una autorización y se cite la fuente. En todo caso, ésa es mi ética.
En cuanto a ciertas partes del texto de la señora Alina Sanchez, ya lo he pasado a mi abogado para decidir qué hacer.

Un cordial saludo,

Javier de Castromori"

jueves, 2 de junio de 2011

ICONOGRAFIA CUBANA XXIX : En el centenario de la muerte de Brindis de Salas el 2 de junio de 1911.

Claudio José Domindo Brindis de Salas Garrido, (La Habana, 4 de agosto de 1852 - Buenos Aires, 2 de junio de 1911). © Archivo Nacional de Cuba.
Casa natal de Brindis de Salas en la calle Águila de La Habana Vieja. © Archivo Nacional de Cuba.
Urna con los restos de Brindis de Salas en la Iglesia de Paula (La Habana). © Archivo Nacional de Cuba.
Lápida de Brindis de Salas en la Iglesia de Paula (La Habana). © Archivo Nacional de Cuba

Ver también en este mismo blog :

En Hojas de prensa para la historia de Cuba (suplemento de Memorandum Vitae) :