lunes, 6 de octubre de 2008

Borradores de escritores en la Biblioteca Nacional Francesa.

Georges Bataille: cuadernos de los años 1942-1947 © BNF, Manuscrits, fonds G. Bataille.


El término "brouillon" (borrador) aparece sólo en 1551, definiéndose, un siglo después de la invención de Gutenberg con respecto a los manuscritos e impresos. Pero el objeto en sí desde hacía mucho tiempo había abarcado los diversos soportes de la escritura: hojas de papiro, tablas de madera o de cera... La etimología aproxima la palabra al término germánico brod, "brouet", "bouillon". Esas son, en efecto, las efervescencias del pensamiento que se vislumbran al presentar los manuscritos de trabajo, testigos de las dudas y de los bloqueos de la mente; de los abandonos y de la continuación de lo interrumpido; de las búsquedas y los hallazgos del autor. Conscientes de la parte de ellos mismos que abandonan en sus archivos, los escritores han tenido y tienen aún con respecto a sus borradores, una actitud muy variable: algunos los destruyen y otros los conservan en parte o en su totalidad con el fin de legarlos a la posteridad. Pero aquellos que hoy escriben directamente en ordenadores, ¿dejarán éstos una huella de sus creaciones? Esta pregunta nos remite a la cuestión acerca de la irreemplazable contribución de los manuscritos en el conocimiento de un autor y la comprensión genética de la escritura. Si según Walter Benjamin, la obra es "la máscara mortuaria de la creación", ¿los borradores no nos revelan su rostro más auténtico?


Marcel Proust: Cuadernos de notas, 1908-1918 © BNF, Manuscrits, N. a. fr. 16637-16640

En enero de 1908, Madame Straus, gran amiga de Proust, ofreció al escritor cinco cuadernillos comprados en la sucursal parisina Kirby Beard & Co (5, rue Auber) como aguinaldo de año nuevo. El escritor comenzó a utilizarlos inmediatamente, justo en el momento en que preparaba su ensayo Contra Sainte-Beuve, y más tarde, durante todo el período de elaboración de En busca del tiempo perdido, hasta el año 1918. Estos cuadernillos contienen multitudes de informaciones sobre la génesis de la obra: notas de lectura, bocetos fragmentados, intensiones destinadas a los diferentes personajes de su novela, etc. Proust se alimentaba con frecuencia de esos cuadernos de borrador, utilizando los elementos copiados con anterioridad e integrándolos más tarde en el texto que estaba escribiendo. El primero de estos cuadernos contiene algunos esbozos de Contra Sainte-Beuve y una lista de capítulos titulada "Páginas escritas". El segundo, conserva un conjunto de bocetos variados entre los que se encuentra uno sobre los aeroplanos precedido de la mención "capital" que el autor retomará en La Prisionera, quinto volumen de la serie, publicado a título póstumo en 1925, por la Nouvelle Revue Française.

La Biblioteca Nacional francesa, en su página web, a organizado la exposión virtual "Brouillons d'écrivains" (Borradores de escritores) en la que podrán ver muchos de los ejemplos aquí expuestos.

8 comentarios:

Zoé Valdés dijo...

Este post me ha fascinado, gracias. Una verdadera joya.

Isis dijo...

Qué maravilla !
Ya estoy accroc de este blog.

Javier de Castromori dijo...

Gracias Zoé e Isis. Estoy muy contento de tener lectoras como ustedes.

Alfredo Triff dijo...

Javier, gracias por la visita a tumiami. Muy bueno tu blog.

Odette Alonso dijo...

Javier, un abrazo desde México. Gracias por tu comentario y por recomendar mi Parque del Ajedrez. Suerte!

Javier de Castromori dijo...

Alfredo, las gracias están de más, hace mucho que visito tu blog con satisfacción.

Maite dijo...

Precioso post, gracias Javier.
Los cuadernos de Proust son increíbles y el sitio de la BNF està muy bien...saludos almeriense

Javier de Castromori dijo...

Merci Maite. Cuando venga a Paris en enero tenemos que conocernos, n'est-ce pas?