"La fuerza del viento, que entre las ocho y las diez de la mañana alcanzó su mayor intensidad, derribó todos los árboles del paseo del Prado, del Parque Central, del Campo de Marte, del Parque de la India y de casi todos los parques y plazas de la Ciudad, así como todo el arbolado plantado a lo largo de las calles y avenidas del Vedado, Jesús del Monte, El Cerro, Luyanó y otros barrios de la Ciudad. También padecieron a consecuencia del huracán los postes de los servicios de alumbrado, teléfono y telégrafo, y el alumbrado de los mismos. Numerosas vallas y cercas se derrumbaron, entre ellas las que circundaba todo el perímetro del terreno donde se están llevando a cabo las obras para el Palacio del Congreso.
La copiosidad de la lluvia y la crecida del mar produjo inundaciones en todas las partes bajas de la Ciudad, teniendo muchas familias que abandonar sus casas, por haberse introducido en ellas el agua en gran cantidad. Las casas cercanas al litoral fueron las que más padecieron, pues el ras de mar provocado por el huracán produjo inundaciones de consideración, especialmente en las calles perpendiculares a la Avenida del Golfo.
Desde un principio se pensó que serían considerables los daños causados por el huracán en el vivero de Aldecoa, donde se conservan las plantas para los parques y calles de la Ciudad. Sin embargo la eficiencia y rapidez con que se procedió a su salvamento y la protección que se les brindó contra los embates del temporal hicieron que las perdidas fuesen en realidad insignificantes." [...]
Pueden ver más en las páginas del Güije en las que dedica una amplia información sobre los desastres en Memorias del Ciclón de 1926, publicado por Secretaría de Obras Públicas de la República de Cuba.