El desaparecido Palacio de Carneado ubicabo en la costa habanera del Vedado, estaba situado a la altura de la calle Paseo, y que la ampliación del Malecón terminó tragándose.
Su dueño era el conocido “Hombre-Grito”, el “Rey Carneado”, cubano de origen asturiano que poseía la peletería “El Escándalo”, un establecimiento comercial emplazado en el cruce de las calles interiores de la Manzana de Gómez, precursor en La Habana de las tiendas por departamento. Don José Carneado cuyo comercio era conocido como el “Bazar de las Cuarenta Puertas”, era un duro en los negocios. El llamado “Hombre-Anuncio” por autonomasia, poseía una legión de hombres-sandwich a su servicio que, emparedados entre dos carteles, salían por las calles habaneras anunciando las mercancías del “Escándalo”. A veces, el propio Carnedo salía él mismo a caballo y luciendo sus légitimos brillantes para hacer sus reclamos, pregonando los precios de sus zapatos: “los más baratos de la ciudad y los mejores”.
Se cuenta que era un hombre noble y generoso, inquieto de aliviar la miseria de los más necesitados.
Al parecer, José Carneado presumía de su fortuna, de su varonía y de su fuerza. Y para atestar de esas tres cualidades, Carneado llevaba siempre en sus atuendos tres enormes brillantes; tuvo una progenitura numerosa de al parecer unos veinte hijos; e hizo esculpir su torso desnudo, los músculos en tensión, en el alto pórtico de entrada de su “Palacio de Carneado” frente a los baños del mismo nombre. Los célebres “Baños de Carneado” eran una especie de playa artificial en la costa del barrio del Vedado donde se habían construido divisiones para que los tiburones no pasaran.
Renée Méndez Capote relata en sus Memorias de una cubanita que nació con el siglo :
“Estábamos, un año en que la partida a Varadero se retrasaba, y los baños había que empezarlos en junio, bañándonos en los baños de Carneado -- inefable Carneado. Un tipo fornido, que presumía de tres cosas: de rico, de fuerte y de prolífico. Y para demostrar lo primero usaba tres brillantes gigantescos, uno en la corbata, otro en el dedo y otro en la leontina del reloj que le atravesaba como una banda la barriga por encima del chaleco de dril crudo; para demostrar lo segundo había colocado un busto de su persona, desnudo y en actitud de boxeador con todos los músculos bien contraídos a la puerta del Palacio de Carneado, que estaba por el litoral me parece que cerca de la calle J y era un edificio de dos plantas que parecía una cuartería, supongo que sería un hotel, y tenía baños de mar en pocetas de ahogado, como era la costumbre de la época, y para demostrar lo tercero se contentaba con dos buenas docenitas de hijos de lo más variados.”
Se desconoce el final de Don Carneado. Su Palacio fue luego, de manera provisional, la Casa de Salud de la Asociación Canaria de Cuba. Poco antes de su desaparición, se instaló la American movie company "Independent Moving Pictures" bajo la dirección de Mr. Thomas Ince.
Mis agradecimientos a Rafael Díaz-Casas por permitirme publicar esta foto que forma parte de su colección particular.
4 comentarios:
Welcome back, querido Javier.
Y cómo vuelves, tan bien.
Gracias por el post.
Muy bueno el "post" Javi , pero no sabia que conocias a Rafael ..o es que me estas robando los amiguitos a travez de ese solar "feisbuk" ..
No lo dudo por que te conozco y se que te escurres entre las rendijas cual viscoza gelatina ..jeje..
Muy interesante el articulo, siempre se aprende algo nuevo. Al parecer regresas con muchos deseos de trabajar, eso es bueno. Gracias. Saludos, Carlota.
Gracias, gran regreso, por todo lo alto, tal como acostumbras.
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