lunes, 27 de julio de 2009

ICONOGRAFIA CUBANA XIII : Alberto Insúa (La Habana, 1883 - Madrid, 1963).

Alberto Insúa en su mesa de trabajo. Madrid, 1922.

“Todos los escritores fecundos y sinceros sufren los rigores de una injusticia, una incomprensión o una cábala. Contra mí se organizó una cábala en 1909, al publicarse con éxito escandaloso La mujer fácil. Aunque Gómez de Baquero y Dionisio Pérez pusiesen los puntos sobre las íes, diciendo que ese libro podría ser licencioso y de lupanar, pero no pornográfico, quienes no podían soportar que yo obtuviese a los veintitrés años aquel éxito de librería, me colocaron como un inri la etiqueta de escritor para viejos verdes y estudiantes viciosos. Mi Don Quijote en los Alpes y mi Historia de un escéptico, antes aplaudida, fueron olvidadas. Mis crónicas en El Liberal, mis cuentos de Los Lunes de El Imparcial, lo mismo... Yo quedaba fuera de la literatura."

Alberto Galt Escobar, cambió su primer apellido por el de su padrastro "Álvarez-Insúa" (1883 - 1963).


"Nací en La Habana, hijo de padre español, D. Waldo Alvarez-Insúa...
Y de madre cubana Da. Sara Escobar de Cisnero. En La Habana, el el Colegio de los jesuitas de Nuestra Señora de Belén, estudié mis primeras letras, en un ambiente netamente español. Era como estudiar aquí. A los seis años me trajeron mis padres a la Península, y pasé uno en Santiago de Compostela, que me dejó para siempre una impresión melancólica y noble de España. Vuelto a Cuba y encendida la insurrección separatista, yo, criado en un ambiente de fervoroso españolismo tan grande, que al hundirse la escuadra española, en mi casa lloramos como una desgracia íntima que nos hubiese acaecido, me declaré, naturalmente, españolista... Y así como otros niños cubanos llevaban bajo la solapa la banderita separatista, yo ostentaba con orgullo la española... Sin embargo, ahora, en la madurez de mi vida, me ha entrado una pasión muy viva por Cuba. Yo aquí no puedo ser más que madrileño. Todos ustedes tienen su pueblo natal, al que aman con nostalgia, donde pasaron sus primeros años... Yo hecho de menos mi pueblo. Siento una nostalgia muy honda por La Habana; tanto, que más adelante, cuando los años me den derecho a escribir las memorias de mi infancia, tengo el proyecto de escribir un libro: La Patria perdida, evocaciones de un niño, en quien el amor filial y la educación recibida y el ambiente bajo el cual vivió no le dejaron ver la justicia de aquella guerra libertadora de Cuba, no obstante amarla tiernamente...Qué sé yo! Aunque es verdad que el Primer Presidente de la República cubana, en campaña, en período constituyente, fue D. Salvador Cisneros, marqués de Santa Lucía, exonerado luego, naturalmente, tío carnal de mi madre, ha de reconocerse que los apellidos maternos Escobar y Cisneros no pueden ser más españoles... Este amor que surge en mí hacia Cuba, cada vez más fuerte, es algo más que fruto de una nostalgia y mandato de la sangre materna: es algo así como un deseo de compensar a una madre, la patria chica, del cariño que por influencias extrañas no se le dió como el sentimiento natural pedía.”


Alberto Insúa con sus cuatro hijos. Madrid, 1922.

4 comentarios:

Eufrates del Valle dijo...

Delicia de post, estimado Javier. Salvando las distancias, todos nos podemos ver retratados de alguna forma en el texto... Gracias!

Zoé Valdés dijo...

¡Estupendo texto! De los que me hacen vibrar, con la elegancia que te caracteriza.

Anónimo dijo...

Me ha emocionado mucho este texto aunque la historia me es familiar, pues Alberto Insúa es mi tío abuelo. Lo conocí en Madrid cuando era niña y me regaló una moneda de cinco duros.(Luego he leído parte de su obra.) A su padre, mi bisabuelo Waldo Álvarez Insúa, debo mi nombre pues mi madre nació en su casa y él la incribió como Waldina. Luego le dijeron Uva. Alberto escribió varias obras de teatro con mi abuelo, Alfonso Hernández-Catá, su cuñado. Tenían una gran amistad, salpicada de ciertos celillos. Mi abuela me hacía muchos cuentos de ellos, y de otros escritores con quienes compartían, como los hermanos Machado, Lorca, Alberti, que poblaron mi imaginación infantil. Gracias de nuevo por este regalo.
Uva de Aragón

Anónimo dijo...

No veo como uno que dice que amo a Cuba pudiera perdonar a la tierra de Weyler, yo la verdad soy mas anti-hispano cada dia, nunca olvidare hasta el dia de mi muerte como Felipe Gonzalez dijo que la razon que se podian celebrar las cumbres ibero-americanas es que ya no habia dictaduras de la derecha pero FC era aceptable, eso para mi es una continuacion de lo que occurio en el 1898 cuando W elimino a 25% de la poblacion cubana y para America Latina lo unico que contaba es que los EE.UU no debia llegar a Cuba, no siento ningun carino hacia el mundo hispano, soy un disco rayado lo se, pero lo que siento es lo que siento, soy amargado, lo acepto, quizas no es la mejor manera de vivir, pero asi soy.
Pero que queda bien claro, me encantan sus cronicas, estoy agradecido por estos escritos y fotos, vengo a esta pagina cada dia, y nunca me siento defraudado con sus posts. CS.